Hoy en día todos tenemos algún libro en casa, ya sea un libro de lectura, una enciclopedia o un libro de texto, y nos pensamos que el trabajo de copiar libros es tan sencillo como tocar un par de teclas, pero no nos damos cuenta de que hace unos siglos copiar un libro podía llevar diez años. Y es que antiguamente, para preservar y transmitir cultura, es decir, unas creencias y conocimientos, se escribían libros. Libros que se difundían en copias manuscritas por escritores, muchos de los cuales eran monjes y frailes dedicados exclusivamente al rezo y a la réplica de ejemplares por encargo del propio clero o de reyes y frailes. A pesar de que realizaban la función de copistas e imitadores de signos, no todos los monjes copistas sabían leer y escribir, por lo que en muchas ocasiones no entendían, lo cual era fundamental para copiar libros prohibidos que hablasen de medicina interna o de sexo.
La tecnología ha ido avanzando poco a poco hasta que aparecieron las maquinas de escribir y luego los ordenadores, por lo tanto, el trabajo es más rápido.
Hasta no hace muchos años era habitual ver a gente en el metro leyendo un libro, ya fuera un libro normal o uno de bolsillo, para que ocupara menos. Pero hoy, en la misma situación encontramos a más gente delante de una pantalla que de un libro, es decir, la tecnología ha avanzado hasta el punto en el que ya no es necesario cargar con el peso de un libro que puede llegar a ocupar mucho. Vivimos en la era de los e-books, que como ya he dicho son unas pantallas en las que puedes leer un libro cuando y donde quieras, sin pensar dónde meterlo.
Como todo, los e-books también tienen pros y contras. Por un lado, creo que es una buena idea, cómoda, teniendo en cuenta que pesa mucho menos que un libro y que lo puedes guardar en cualquier sitio. Por otro lado, con este nuevo aparato los libros se descargan de internet, por lo que tiene consecuencias en la venta de los libros. Además, no hay comparación entre tener un libro en la estantería del salón, donde ves los libros que tienes, y tener los libros descargados en una carpeta del ordenador.
Yo, personalmente, prefiero un libro tradicional que uno digital. Es cierto que los libros son caros y que un e-book te puede llegar a salir más rentable, teniendo en cuenta que cuesta como cinco libros y puedes leer todos los que quieras. Pero en algún momento el e-book dejara de funcionar, mientras que los libros los vas a tener siempre a mano.